El careto del señor Olea. Diario de Ismael Olea

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Hacia el «SOOS Comarcal» Share/Bookmark

Ismael Olea, 05 mar 2007

Esta entrada tiene su origen en un comentario mío en el diario de David Uclés, hermano de un estimado amigo mío y director del Servicio de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Almería. Como creo que me ha quedado bastante bien he pensado que merecía la pena recuperarla en este diario para compartirla con mi reducido pero tan selecto como estimado público. Además sirve para ir desarrollando el concepto del SOOS y algunos de sus escenarios de aplicación, como el paradigmático «SOOS Comarcal». Al lector interesado en saber cuál es el contexto de este escenario le remito encarecidamente al propio David cuando habla del esquema conceptual. A continuación el texto de la entrada:

Tocas puntos muy interesantes. En primer lugar la necesidad del estado centralista. Desde luego es muy ingenuo pensar que el motivo principal de su existencia es por la creación de economías de escala. Sin embargo como hipótesis de trabajo es sugerentísima. Concebir el funcionamiento del estado en los mismos parámetros con los que Ronald Coase identificó la génesis de la corporación me deja dos cuestiones a tener en cuenta: los costes de transacción y la titularidad del accionariado.

El segundo punto probablemente es el más peliagudo y su discusión corre el riesgo de caer en análisis poco objetivos. Por ahora prefiero no profundizarlo demasiado, pero no me faltan ganas para estudiar los ensayos de Gore Vidal al respecto del epónimo de estado contemporáneo.

Y en cuanto al primero, tenemos tela para cortar. Si pensamos en parámetros del siglo pasado, el XX, el desarrollo de la descentralización tiene un coste económico tremendo. Creo que en España tenemos hoy día casi dos millones de funcionarios y tengo la intuición de que si se aplicara una reingeniería -tradicional, del siglo pasado, vamos- al estado y a las autonomías probablemente podríamos mandar a casa a más de un millón de funcionarios, sin la menor merma de sueldo y con ahorros de costes totales más que significativos. Visto de otra manera: si en el desarrollo de las responsabilidades del estado se hubieran tenido niveles de eficiencia rigurosos ¿cuáles serían los niveles de riqueza y desarrollo españoles? O ¿habría sido posible el estado de las autonomías en otro contexto económico español?

Pero la cosa tampoco se queda ahí, para lo que ha servido en más casos de los necesarios la descentralización es para la creación de nuevos subestados centralistas. Se hace pues urgente un segundo proceso de descentralización que llegue hasta hasta el espacio de municipio o de comarca.

Pero claro: si el coste de la primera ya era prohibitivo ¿qué ocurre con el de la segunda? Probablemente inabordable según los paradigmas «industriales» de ese otro ya lejano siglo XX. Y si además la responsabilidad presupuestaria recae en el espacio municipal, que ya acarrea problemas de financiación para el desarrollo de las responsabilidades administrativas presentes ¿qué alternativa quedaría? ¿urbanizar hasta la tierra de las macetas?

De nuevo urge el cambio de paradigma. El cambio del estado industrial al estado digital. Resolver el problema de los costes de transacción, en este caso administrativos, a través de técnicas de estandarización de soluciones digitales: sí, el SOOS. Dicho de otra forma: es la aplicación de técnicas industriales de concepción de productos (¿de innovación?) al sector servicios, utilizando Internet -Usenet como dice un amigo mío o la sociedad de la participación como dice Scott McNealy- para crear economías del conocimiento que crean valor y para distrobuirlo a costes marginales.

Y el cambio no es sólo la atención a la eficiencia burocrática o de costes, es también el replanteamiento de la responsabilidad personal dentro de la comunitaria. Es nuestra relación con nuestro entorno más inmediato. La sustentabilidad a corto y medio plazo -¿alguien ha oído hablar de algún plan de contingencia local para desastres tipo «calentamiento global»?-. Y justo en este punto enlazamos con las otras entradas de este tu diario y el que llamabas el «esquema conceptual»...

¿Cómo lo ves?