«SEFRONIA. SONES E IMÁGENES DE UN LABERINTO. Acercarse a esta obra con el patético e infructuoso fin de reducirla a una opinión, es un error. Por muchas veces que se abra y cierre la boca nunca podremos atrapar todo el aire. Ezra Pound dijo que "la más alta función del arte es llenar la mente con noble profusión de sones e imágenes". Y Sefronia, sin caer en vanos y traicioneros halagos, encarna en su tela acústica de araña una sinfonía de ecos y silicio. Un laberinto sonoro con varios hilos que nos guían a su centro. Uno de esos hilos es la voz generosa y valiente de Angelina, que brota luminosa como el agua a través de la piedra. Una voz que se mueve cálida entre los ritmos sórdidos, torcidos y móviles de un insolente Antonio Luis. Una tormenta eléctrica que azota las dormidas arterias del sueño. Es el hilo que vibra y hace arrepentirse a los vacuos vencedores de las ondas. La programación es el hilo que guía Julián. Domina la coraza y la amolda y la amolda a los excéntricos sonidos de las guitarras, como una jaula de mercurio. El otro hilo son las letras, distintas como sus orígenes (A.L., Angelina y Fernando), pero que confluyen y se soportan por ser afluentes líricos de una misma realidad y coexistencia. Son los jinetes de esta bestia ruidosa. A veces apaciguan, a veces increpan. Pasan de lo tétrico a lo brillante, de la fábula al retrete, del coro al caño. Son gaviotas, sucios animales que pueden volar a través de estos paisajes sonoros.
Así, el centro del laberinto es un inicio. Expresa independencia y ganas de remover la música hasta llegar al conocimiento obligado del porvenir. Una hermosa profusión de sones e imágenes.»

Fernando Jaén



«...la música que han facturado en estas seis canciones es una torturada amalgama sobre ritmos electrónicos en la que la voz solista resulta casi un oasis susurrado de cercanía frente a la aspereza fría de sus instrumentos de síntesis. Formalmente pop (más o menos) experimental, pasan del ruidismo a la calma sin solución de continuidad. "Ojalá estuvieras aquí" es una canción preciosa, mientras que "Souterrains variations" una irritante pasada capaz de poner a prueba la teoría opiácea del bueno de don Thomas de Quincey. Entre Lliso y Mil Dolores Pequeños»

Diario IDEAL, Granada, 24-3-00; TODAS LAS NOVEDADES, mayo 2000. 



«...la música que nos ofrece la banda es una mezcla de psicodelia, pop y tecno industrial, en la que destaca el tratamiento electrónico que se da a todos los sonidos, junto con los solos de guitarra realmente interesantes, que arropan de manera bastante original la sugerente voz de Angelina. Esperemos que pronto puedan publicar un disco y podamos así tener mejores elementos de juicio. De momento esta maqueta promete mucho. Suerte»

Revista REFLEJOX, Almería, abril 2000.



«Sefronia: una nueva forma de entender la música en Andalucía»

Manuel Triviño, «Fin de milenio», Fórmula Uno, marzo 2000.