El paradigma ortodoxo y la economía dominante
(mainstream)
En este apartado se tratará de mostrar que existe una
contradicción entre el asumir los fundamentos de los supuestos
económicos como
afirmaciones ontológicas y la falta
de un análisis propiamente ontológico en la corriente dominante
(mainstream) para generar esas afirmaciones.
La contradicción que se observa en los modelos económicos de la
corriente dominante, y que es una posible causa de la crisis en los
modelos económicos actuales, es la que se haya sustentada en la
construcción de modelos sobre afirmaciones ontológicas porque, como ya
lo sugirió acertadamente Quine:
Una afirmación ontológica vale sin más, sin necesidad de
justificación especial.
[]
De este modo se da cierta legitimidad, sin lugar a dudas falsa,
pero que permea la aceptación generalizada de los modelos.
Evidentemente, no soluciona los problemas internos olvidados o pasados
por alto, de manera intencional o no. Lo que ocurre prácticamente es que
se ignora el sentido ontológico de los discursos. Y hay una gran
inconsciencia (por no decir ignorancia) de lo que se pasa por alto: la
dimensión ontológica del discurso.
El problema de la deducción se origina por depender de la validez
de los axiomas, de los que se derivan los teoremas. La validez de la
propia lógica deductiva obliga al argumento a mostrar su validez
empírica. El problema de la inducción es que la conjunción de sucesos
puede no implicar que se encuentren relacionados causalmente.
Generalizando, se puede afirma que la organización de las
observaciones sobre las cuales se evalúa la validez de los teoremas es
un producto de la estructura teórica que generan los mismos, por lo que
aún cuando los axiomas se demuestren no hay un método al que pueda
apelarse para demostrar la certeza empírica de los teoremas.
Existen problemas inevitables en cualquier disciplina aplicada,
cuyos teoremas se refieren a sucesos reales y no conceptuales.
Relacionada con esto se encuentra la construcción de modelos, que es
especialmente relevante en economía y que podemos relacionar con la idea
de representatividad.
En este sentido un modelo es una construcción hipotética,
susceptible de una formalización con la que se pretende representar un
fragmento de la realidad y verificar teorías. Y en economía la
metodología debería tratar de generar un criterio que trascendiese el
método y fuera un mecanismo para aproximarse a la realidad.
La conexión entre filosofía y metodología es contundente. La
metodología puede ser entendida como teoría del método científico y
tiene entre sus objetivos realizar una aproximación epistemológica y
metafísica de las teorías y mecanismos utilizados para alcanzar el
conocimiento.
La metodología ha estado relacionada tradicionalmente con la
práctica científica. El origen del
“realismo crítico”
dentro de la metodología económica está influenciado por el trabajo de
Lawson y la filosofía keynesiana. Este acepta que la economía puede ser
una ciencia, en el sentido de las ciencias puras. Y, por otro lado, ve
la economía como interdependiente.
La razón por la cual tanto la función de producción agregada como
los modelos de equilibrio general prevalecieron como parte de la
corriente dominante -en términos de la distinción de Lawson- es porque
se ajustan perfectamente al programa ortodoxo que da prioridad a la
ubicuidad de los modelos de tipo matemático-deductivo, mientras que
tanto la propuesta austriaca como la post-keynesiana son incompatibles
con el programa ortodoxo.