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Capítulo 3. Otras críticas a la economía dominante

3.1. Amartya Sen: la crítica antropológica
3.2. Herbert A. Simon: la racionalidad limitada

Nuevas políticas ya no son creíbles, pero nuevas instituciones, podrían serlo.
Tim Harford.

La pretensión del presente capítulo es mostrar algunos elementos indispensables en la exposición del problema central de este trabajo: las inconsistencias de los modelos y aparatos teóricos detrás de la construcción y el diseño de la economía actual. Para ello, me auxiliaré de trabajos que han mostrado ya su importancia en términos de crítica al “modelo (o mezcla de modelos) establecido”. Particularmente centraré la atención en elementos concretos de estas criticas: por un lado, la crítica desde un punto de vista antropológico provista por Amartya Sen y por otro lado, la crítica a la racionalidad absoluta: racionalidad limitada de Herbert A. Simon. Ambos, premios Nobel de economía.

Antes de empezar con la descripción de ambas posturas, quiero iniciar con una cita que me parece contundente. Tiene un mayor impacto y simpatía en su idioma natal, sin embargo dejaré esta versión (la original) para el pie de página:

“Yo no discuto que estemos bendecidos con omnisciencia y perfecto auto-control. El homo economicus no entiende de emociones humanas como el amor, la amistad o la caridad, o incluso la envidia, odio, enojo –solo egoísmo y codicia-. Él sabe en su mente, que nunca comete errores, y tiene voluntad de poder ilimitada. Y él es capaz de realizar imposibles y complejos cálculos financieros de manera instantánea e infalible.

Así que con la codicia de un ejecutivo de ENRON, podemos decir: un chico economicus racional.”[83]


[83] “I do not argue that we are blessed with omniscience or perfect self-control. Homo economicus doesn´t understand human emotions like love, friendship, or charity, or even envy, hate or anger –only selfishness and greed. He knows his own mind, never makes mistakes, and has unlimited willpower. And he´s capable of performing impossibly complex financial calculations instantaneously and infallibly.

So, with the greed of an ENRON executive, we could say: an economicus rational guy.”[Harford08] p. 209.