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Antecedentes

Este trabajo toma en cuenta cierta sobrevaloración del uso y tradición de las matemáticas en economía. Adam Smith, hoy considerado padre de la Economía, dio a la economía política su estructura moderna. Esta estructura le fue revelada, a su vez, por las etapas iniciales de la Revolución industrial. De ahí que idolatrara la ciencia y la técnica, a la vez que elevaba el trabajo a la categoría de valor supremo. Sin embargo, para Adam Smith, cuya obra estaba todavía influenciada por los ideales fisiocráticos, la agricultura seguía siendo la actividad productiva por excelencia al confluir en ella las cualidades productivas de la tierra y del trabajo.

Smith consideraba que la esencia de la riqueza era la producción de bienes físicos solamente, y esto le llevó a distinguir entre trabajo productivo y trabajo improductivo. Según esta distinción, el trabajo productivo es el que produce un bien tangible que posee un valor de mercado. El trabajo improductivo, por otra parte, se traduce en la producción de cosas intangibles, como los servicios prestados por los artistas o profesionales, mantenidos con una parte del producto anual del trabajo de los demás.

El error capital de la fisiocracia es, según Adam Smith, considerar a los artesanos, fabricantes y mercaderes como una clase de gente improductiva e infecunda.

Smith no considera el trabajo como posible productor de materia, sino de valor (de cambio), y esta es una categoría eminentemente social pues sólo se concibe como fruto de relaciones entre individuos.

El instrumentalista cree que el objetivo primordial de la ciencia es desarrollar herramientas que sean capaces de proporcionar predicciones reales y útiles para el futuro. El instrumentalista no necesita creer en un sentido literal la verdad de ninguna teoría.

Sin embargo, existe una clara diferencia entre los instrumentalistas y los realistas. Estos últimos consideran que la ciencia no sólo debería ser capaz de proporcionarnos predicciones reales y precisas, sino que además debería ser capaz de descubrir nuevas verdades sobre el mundo y explicar fenómenos.

Sin dejar de lado esta diferenciación, Lawson establece una distinción entre economistas y económetras atendiendo a sus tendencias realistas o instrumentalistas.

Para el realismo ontológico la realidad existe independientemente de que la ciencia pueda proporcionar conocimiento sobre ella. Las teorías científicas permitirían (en función del paradigma epistemológico en que nos situemos) descubrir o acercarnos a esta realidad. Las cosas existen independientemente de que los humanos tengamos la capacidad de observarlas. [13]

Otras variantes del realismo en filosofía de la ciencia están relacionadas con la verdad. El realismo semántico postula que las teorías científicas son verdaderas o falsas según su correspondencia con la realidad.


[13] Popper, por ejemplo, sería un realista ontológico. Considera que las teorías científicas siempre se mantienen en el ámbito de las conjeturas.