Abstracción y aislacionismo
El primero es el reconocimiento por parte de algunos
comentaristas de que todo modelo, matemático o no, presupone una
visión parcial de la realidad. Todas las teorías, al tomar en cuenta
sólo algunos aspectos de la realidad, carecen de realismo. Lo que la
ontología puede proveer en este caso es un análisis que indique si
lo que está ocurriendo es que se considere algún supuesto como
universal de manera inapropiada:
El análisis ontológico puede ayudarnos a evitar confundir lo
particular con lo general. Una concepción de ontología como la
sostenida aquí, revela el riesgo natural de universalizar los
casos que pueden ser identificados como muy particulares.
Universalización de métodos formalistas-deductivistas en la
economía moderna establecida.
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Cualquier forma de abstracción de la realidad conlleva alguna
forma de inconsistencia entre la realidad y la teoría. Es en este
sentido, señala Lawson, que no debe confundirse
abstracción con
aislacionismo
teórico.
Abstracción quiere decir concentrarse en algún aspecto de la
realidad, dejando de lado los restantes aspectos momentáneamente,
pero sin olvidar que siguen estando allí y que desempeñan un papel
en el sistema. Por lo tanto, la abstracción no supone ninguna
separación tajante entre teoría y realidad.
El aislacionismo teórico, en cambio, implica ignorar o incluso
negar los aspectos que se han dejado de lado. De esta manera, en la
práctica, se cierra el sistema, y esto es algo que Lawson considera
innecesario.
El problema con la corriente principal
(mainstream) es, precisamente, su insistencia
en el uso de modelos matemáticos de tipo aislacionista. Esto es así
porque en la práctica ningún economista -incluidos aquellos situados
dentro de la tradición
mainstream- sería capaz
de sostener que las variables o aspectos no considerados en el
modelo no existen en la realidad.
Los economistas de la corriente principal tienden a insistir
en que ´comportamiento´ es cualquier cosa racional en el sentido
calculador; esto es, que las capacidades relevantes siempre son
ejercidas y comprendidas en términos de hacer sus modelos
(deductivistas) manejables.
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Además, aún cuando se reconociera explícitamente que
temporalmente se han dejado fuera del análisis algunos elementos,
sería imposibleenumerar todos o, incluso, tener conciencia de la
existencia de muchos de ellos. En este sentido toda teoría, formal o
no, omite o ignora ciertos aspectos de la realidad y, por lotanto,
sería un fracaso de acuerdo con el criterio de Lawson.
Se debe poner especial cuidado en no prestar demasiada
atención a la interfase que media entre teoría y realidad, y que
está dada por el contexto interpretativo que enmarca un modelo. El
contexto interpretativo incluye todas las discusiones y exposiciones
(muchas veces expresadas en forma verbal o discursiva) respecto de
cómo se construyó el modelo, sus ventajas y limitaciones, sus
alcances metodológicos, las variables que incluye o excluye y el por
qué de dicha selección, una descripción clara de lo que se pretende
explicar o descubrir, una definición de los conceptos utilizados,
una justificación plausible de los supuestos con que se trabaja, y
así sucesivamente.
El problema de la corriente principal
(mainstream) parece entonces que no es la
utilización de modelos formales en sí, sino el escaso desarrollo o
la escasa atención que los economistas (en general) hacen del
contexto interpretativo de dichos modelos.
Este subdesarrollo del contexto interpretativo resulta de la
actitud recurrente de dichos economistas de priorizar la técnica por
sobre la sustancia, creyendo que sus modelos son suficientes y que
no necesitan discursos adicionales que los relacionen con la
realidad. Aquellos modelos (mainstream o no) que ignoran o minimizan
la importancia de dicho contexto deben ser criticados. Por el
contrario, aquellos modelos formales en los que sus autores han
hecho un esfuerzo por tomar en cuenta el contexto interpretativo y
donde quedan claras su función y su propósito no deberían ser
rechazados por el mero hecho de incluir formalismos.