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«El error de la
mayoría de las gentes consiste en creer que se comunican con la
música por los oídos y por tanto que perciben sus efectos
en actitud meramente pasiva. No es así: el placer se constituye
por reacción de la mente ante los avisos del oído (la materia
viene de los sentidos, la forma de la mente) lo cual explica que dos personas
de oído igualmente bueno pueden tener pareceres muy distintos»
Thomas de Quincey: «Confesiones
de un inglés comedor de opio».
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Sefronia
maqueta, marzo 2000
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