La formulación más concreta o específica de mi tesis es que la
disciplina moderna de la economía requiere un giro, lejos de los métodos
actualmente dominantes de modelización matemático-deductivos.
—Tony Lawson
El propósito de este trabajo es proponer a la ontología como la
herramienta con la que se realizará un diagnóstico del estado actual de la
economía y apostar por realismo crítico, como una
“posible
receta”.
Para ello, se establecerá un marco conceptual a partir de la
definición de
compromiso ontológico. Se formularán
algunas preguntas, como si es que existe una o varias ontologías y si la
ontología es una solución suficiente para resolver los problemas de la
economía, que se describirán con detalle en el desarrollo de este
trabajo.
En el fondo lo que se tratará de establecer, es la necesidad de una
disciplina del diagnóstico, que cuestione el material teórico ofrecido por
el discurso económico, en este sentido tratará de responderse a la pregunta:
¿Qué ontología podría tener tal capacidad de juicio?
El propósito entonces, será analizar si las elaboraciones teóricas son
adecuadas a los objetivos que persiguen.
Las respuestas apelarán también al
“pluralismo” y a la
“ontología social” por ejemplo. Se concluirá de manera
implícita que es una obligación de nuestra época observar con cuidado los
fundamentos de las disciplinas que impactan de manera directa en el
acontecer social. Y someterlas a una evaluación constante. Dado que las
disciplinas prácticas, suelen parecer más interesadas en obtener ciertos
resultados en el corto plazo, lo que podría ser una de las razones de la
falta de observación de temas como la consistencia ontológica de los
discursos.
Porque mientras las teorías funcionen, aunque lo hagan mal, se
utilizan. Es sólo cuando las consecuencias rebasan los cálculos, que se debe
hablar de ello.
La intención detrás de esto, también es buscar abrir el intercambio y
la interdisciplinariedad en el encuentro con la realidad económica. Esta,
debe ir de la mano con el análisis de los fundamentos y a pesar de que se
mostrará más adelante cómo existe una imposibilidad de aprehender la
realidad en su totalidad y se mostrará el carácter ficcional de los modelos,
se postulará que en principio, debe haber una conciencia generalmente
aceptada, acerca de la impenetrabilidad de los sucesos, así como la
imposibilidad de la predicción económica, mediante modelos que pretenden
legitimarse a través del rigor que representan las herramientas matemáticas.
Dado que la realidad siempre sobrepasará cualquier capacidad
discursiva.
El reto supone no encontrar una división o fisura, entre el discurso
operativo y los fundamentos que lo anclan con algún correlato que no siempre
es el que le corresponde de manera
“real”. Por lo tanto, la
conceptualización ontológica también requiere de elaboración teórica:
ontologías son las teorías que construimos acerca de la naturaleza de
“la realidad”. Para ello, habrá que acotar también cuál es la
definición de
“real” que se trabajará aquí. La
“ontología
pura”, en este sentido, viene dada por aquéllas concepciones de la
realidad que surgen de nuestra naturaleza humana y son, por tanto,
completamente independientes de cualquier conocimiento en particular (más
allá del reconocimiento de nuestra propia humanidad).
Así pues, para cumplir con los objetivos de la presente tesis, se
tomará el trabajo de Anthony Lawson:
“Reorienting
Economics”[
Lawson03a], por ser pionero en el
desarrollo de una
ontología de la economía, por un
lado, y por otro, por mostrar elementos compatibles con las pretensiones de
la misma.
Asimismo, se tomará, como guía colateral, lo planteado por Fritz
Machlup en su
“Semántica económica”[
Machlup74], dado que el enfoque semántico, solo es un segmento de
lo que se pretende abordar aquí.
Utilizar la herramienta teórica que se desprende de lo que Lawson
llama un
“giro ontológico” para reorientar la economía implica
asumir, ante todo, que a cada discurso le compete una ontología particular y
que todos los métodos, tienen presuposiciones ontológicas.
[]Es precisamente por esto que
“prestar atención” a las
implicaciones de esta afirmación llevará a analizar el concepto de
“compromiso ontológico” como parte fundamental de lo
“implícito” en el discurso Lawsoniano. Pero al mismo tiempo es
indispensable precisar y establecer de un modo alterno una postura
complementaria de
“compromiso ontológico” que no es clara en
Lawson.
Tras un sólido análisis, este autor llega a la conclusión de que
existe una falta de orientación de los desarrollos con dimensiones
ontológicas en los discursos con predominio de una
“tradición
ortodoxa” en aparatos teóricos relacionados con la economía. El rasgo
distintivo de estos discursos es la insistencia en el uso de métodos de
modelización de tipo matemático-deductivo como criterio de aceptación
científica sin un adecuado compromiso ontológico, en este sentido, Lawson
dirá que:
Hay un desajuste entre las presuposiciones ontológicas
de los métodos de modelización económica y la naturaleza del mundo social en
el que vivimos[].
Por otra parte, la razón por la que será importante considerar la
tesis de Fritz Machlup, en la que se considera a la
“semántica”
como un elemento fundamental en el análisis de la economía de su tiempo, es
que será el punto de partida de un proceso que tiene la pretensión de llevar
el discurso a un estatuto ontológico. Desde la perspectiva de Lawson,
ontología es
“el estudio (o las teorías) del ser o la
existencia”. Esto implica una preocupación por la naturaleza y la
estructura del material constitutivo de la realidad.
[]Para usar cualquier método de investigación es necesario presuponer
consciente o inconscientemente, algún tipo de orientación. La pregunta
siguiente es entonces: ¿cuál es el camino hacia un mayor compromiso
ontológico? y ¿qué es lo que implica esto?
En primer lugar deben definirse aparatos teóricos para poder, de este
modo, postular el escenario económico como la herramienta de trabajo de que
se vale este análisis. En un segundo momento es preciso discutir la
naturaleza esencialde los fenómenos sociales en general (lo hace Lawson en
su obra) y, a su vez, de cada caso en particular. Para esto, hay que tener
siempre en mente dos preguntas fundamentales:
¿qué es lo que hace que este fenómeno sea así y no de otra
manera?
¿qué elemento, en caso de estar ausente, distorsionaría la
naturaleza del fenómeno a tal punto que dejase de ser lo que es?
Esto puede abarcar una serie de cuestiones tales como cuál es la
naturaleza de la decisión humana y qué es lo que distingue una categoría
social de una individual, entre muchas otras. Además, será fundamental
establecer de manera clara la importancia de la influencia de la
“acción intencional” y se mostrará cómo es que este tema es
fundamental para entender las consecuencias de una falta de claridad en los
supuestos ontológicos.
Por lo que será preciso acotar la definición de la misma. Lawson dirá
al respecto:
“[…] en el marco que yo propongo, las acciones humanas
son simplemente actos humanos intencionales, por actos se entienden los
desempeños en que las razones tienen una función causal, donde razones son
creencias basadas en los intereses prácticos de la vida.[]”También habrá que considerar la herramienta proporcionada por la
historia de la economía. En este sentido deberemos formularnos cuestiones
tales como si la naturaleza del comportamiento de una categoría histórica
agregada o social es reductible o no a términos individuales y, en este
caso, si es lícito conceptualizar el comportamiento de los agregados como la
mera suma de comportamientos individuales.
Es fundamental analizar el caso de lo que Lawson identifica como
corriente principal o corrientes líderes que definirán lo que él llama
“Paradigma ortodoxo” en el escenario económico, dado que el
“Paradigma ortodoxo” definirá el modo dominante de
pensamiento.
Para la corriente dominante, la teoría significa modelo y modelo
significa ideas expresadas en forma matemática […] la razón de la
naturaleza ficcional de la economía moderna, entonces, es clara. La
naturaleza tanto de los seres humanos como de la sociedad es en realidad
compleja y abierta.
[]
Será preciso también realizar una distinción entre este
“paradigma ortodoxo” y el conjunto de enfoques heterodoxos que
sirven como guía para entender por qué algunos avances teóricos en la
historia del pensamiento han prevalecido sobre otros. Para hacer esto se
deberán dar, con minuciosidad, los siguientes pasos:
definir cuál es la ontología del fenómeno que estamos
estudiando,
definir cuál es la ontología subyacente a la teoría con la cual
pretendemos aprehenderlo y
por último, si ambas son compatibles.
[]
Por lo tanto, el camino que señala Lawson dista de ser un proceso
rápido y/o sencillo. Además, no significa descuidar la utilidad práctica de
las teorías, sino más bien reconocer que las teorías importan más para
comprender la realidad social en que vivimos que como meros
instrumentos.
Aunque
“la ontología nunca podrá ser un substituto de un
análisis de la economía de mayor relevancia. Pero podrá seguramente
contribuir para lograr este objetivo.”[]Quizá en este reconocimiento también radique al fin y al cabo la
utilidad práctica de las mismas teorías. La utilidad práctica de las teorías
puede efectivamente ser mejor cuando demuestran una adecuada aprehensión de
la realidad social sobre la cual pretenden influir. Y puede ser mucho mejor
cuando son precedidas por una profunda reflexión e intento de comprensión
que cuando son producto de la aplicación ubicua de técnicas estándar de
manera irreflexiva.
Finalmente, Lawson aspira a sumarse a la tradición heterodoxa que
pretende postular el proyecto realistaponiendo el acento en la comprensión
de la realidad social mediante la herramienta proporcionada por el realismo
crítico. La principal preocupación del proyecto realista en cuestión, es
mostrar un enfoque crítico para la práctica económica moderna.
[]Una concepción ontológica como el realismo crítico trae consigo
implicaciones relacionadas con la ética y proyectos de política práctica.
Por ejemplo, porque todos los seres humanos están formados por sus
relaciones con otros (similitudes), así como sus diferencias, y aunque
ambos aspectos siguen cada uno de sus actos y afectan potencialmente los
aspectos morales de programas de política pública, estos programas, no
centran su atención en las diferencias.
[]
Incluso desde una perspectiva pragmática el mejor camino puede ser un
mayor compromiso con la ontología, dado que el compromiso que reclama Lawson
no implica una aversión a los modelos matemáticos
per
se.
Se trata, en cambio, de un llamado a la reflexión acerca de cuál es,
de hecho, el contexto del mundo que está presuponiendo. Se trata, en todo
caso, de la utilización reflexiva de las teorías (sean matemáticas, o
no).
[]Lawson también es muy claro en acotar su postura para que no se
le confunda con cualquier tipo de
“alternativa heterodoxa” de
estudiar la
“realidad social”, sobre todo en el momento de
proponer cierta
“economía evolutiva” como medio para explicar
el devenir del acontecer político-social y para atreverse a dar un
diagnóstico.
La utilidad de una teoría que no está pensada para comprender el mundo
tiene
a priori muchas menos posibilidades de ser
exitosa que una que está pensada para hacerlo. La pretensión de Lawson
entonces es, plantearse desde el principio, como objetivo fundamental, la
comprensión de lo que
“acontece” en el mundo económico–político
y sus implicaciones.
Mientras esté pensada para ayudarnos a comprender el mundo es
potencialmente útil para influir sobre él, ya que lleva implícito un intento
deliberado de aprehensión.
Por el contrario, cuando es construida con una mera intención
utilitaria o instrumental en caso de derivar en una mejor comprensión de la
realidad social puede ser un hecho fortuito. Un mayor compromiso con la
ontología requiere de mucha reflexión y de un enorme esfuerzo por comprender
el mundo.
Requiere de una discusión explícita sobre la naturaleza del material
que constituyen la economía y los fenómenos económicos. En esto consiste el
giro ontológico o, en palabras del propio Lawson, una
reorientación de la economía. Como lo prioritario en la
“corriente dominante”[] es la construcción de cierto tipo de modelos más que la
cuestión ontológica y, dado que la
“corriente dominante”
controla la disciplina, las controversias no han dado como resultado un giro
de los aparatos teóricos relacionados con el análisis de la economía.
Esta corriente dominante, mantiene una postura ortodoxa, que encuentra
parte de sus inicios cuando los monetaristas asignan a la cantidad de dinero
el papel fundamental en la economía y descartan en papel central del Estado,
más que para realizar algunas obras públicas de infraestructura esenciales
para el desenvolvimiento de la economía.
En este sentido,
“el realismo” de los argumentos no es un
criterio relevante para escoger entre teorías alternativas. El modelo de
agente económico racional y maximizador de utilidades y beneficios subyace
en el pensamiento económico dominante. Los métodos de modelización
matemático-deductivos asumidos implícitamente en esta ontología para Lawson
definirán un sistema cerrado. El tipo de realidad compatible con el uso de
modelos formales es muy diferente del tipo de realidad de sistemas abiertos
que caracteriza a la economía que es parte del reino social.
[] Pero veamos con más detalle la delimitación del problema que
esto implica.