El fundador de esta visión, Milton Friedman, desempeñó un papel
destacado en las discusiones metodológicas del período de posguerra.
Uno de sus argumentos iniciales, conocido como Instrumentalismo,
postula que el objetivo principal de la teoría es la
predicción.
[]El corolario de esto es que
“el realismo” de los
argumentos no es un criterio relevante para escoger entre teorías
alternativas. El objetivo del monetarismo es generar predicciones de
la renta nominal a partir de datos de la oferta monetaria. Al combinar
esta teoría con la teoría de la producción neoclásica Friedman produjo
una teoría de precios, es decir, de la inflación.
Por tanto, la idea básica de la economía monetarista consiste en
analizar en conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria.
Las autoridades económicas tienen capacidad y poder para fijar la
oferta de dinero nominal (sin tener en cuenta los efectos en los
precios) ya que controlan la cantidad que se imprime o acuña, así como
la creación de dinero bancario, pero la gente toma decisiones sobre la
cantidad de efectivo real que desea obtener.
Veamos cómo se produce entonces el ajuste entre oferta y
demanda. Si, por ejemplo, se crea demasiado dinero la gente intentará
eliminar el exceso comprando bienes o activos (ya sean reales o
financieros).
La teoría de Friedman indica la dirección en la que la corriente
principal en economía va a desarrollar un sistema macroeconómico
completo, que debe basarse en los mismos axiomas que la teoría
macroeconómica, marcando así el inicio de la disolución de los límites
entre macroeconomía y microeconomía.
Desde el principio existió una línea de oposición a Keynes que
cuestionó, desde diversos ángulos y con intensidad creciente, la
validez de la interpretación keynesiana sobre el funcionamiento
económico y su corolario: la eficacia (y la necesidad) de una política
económica orientada al mantenimiento de niveles de empleo aceptables y
con capacidad para evitar las fluctuaciones violentas de la actividad
económica.
Para los monetaristas, oponerse al planteamiento keynesiano era
un dictado de su presupuesto ideológico básico: el liberalismo, que no
concibe la intervención estatal más que para garantizar la seguridad
interna y externa del Estado, administrar justicia y realizar algunas
obras públicas de infraestructura económica esenciales para el
desenvolvimiento de la economía. En consecuencia, el mayor peso de la
crítica al keynesianismo se enfocó a negar la validez del concepto de
no-neutralidad de la política de administración de la
demanda.
[]Los así llamados monetaristas le asignan a la cantidad de dinero
el papel fundamental, sosteniendo -con acierto- que la oferta
monetaria es el determinante clave de los movimientos a corto plazo de
lo que un país produce y, además, del nivel de los precios a largo
plazo.
La base de su razonamiento descansa en una serie de hipótesis,
a saber:
El mercado produce la mejor asignación de recursos. Ningún
funcionario podría obtener otro resultado que no sea una
distorsión o la ineficiencia.
Nada afecta más a la eficiencia que la inestabilidad en
los precios.
La economía sería estable, de no ser por las
intervenciones de los gobiernos.
Sólo reglas monetarias permanentes y estables hacen una
economía estable.
Sólo reglas monetarias permanentes y estables crean
expectativas favorables.
Sólo reglas monetarias permanentes y estables impiden a
los políticos las manipulaciones electorales.
[]