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Escuela monetarista

El fundador de esta visión, Milton Friedman, desempeñó un papel destacado en las discusiones metodológicas del período de posguerra. Uno de sus argumentos iniciales, conocido como Instrumentalismo, postula que el objetivo principal de la teoría es la predicción.[43]

El corolario de esto es que el realismo de los argumentos no es un criterio relevante para escoger entre teorías alternativas. El objetivo del monetarismo es generar predicciones de la renta nominal a partir de datos de la oferta monetaria. Al combinar esta teoría con la teoría de la producción neoclásica Friedman produjo una teoría de precios, es decir, de la inflación.

Por tanto, la idea básica de la economía monetarista consiste en analizar en conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria. Las autoridades económicas tienen capacidad y poder para fijar la oferta de dinero nominal (sin tener en cuenta los efectos en los precios) ya que controlan la cantidad que se imprime o acuña, así como la creación de dinero bancario, pero la gente toma decisiones sobre la cantidad de efectivo real que desea obtener.

Veamos cómo se produce entonces el ajuste entre oferta y demanda. Si, por ejemplo, se crea demasiado dinero la gente intentará eliminar el exceso comprando bienes o activos (ya sean reales o financieros).

La teoría de Friedman indica la dirección en la que la corriente principal en economía va a desarrollar un sistema macroeconómico completo, que debe basarse en los mismos axiomas que la teoría macroeconómica, marcando así el inicio de la disolución de los límites entre macroeconomía y microeconomía.

Desde el principio existió una línea de oposición a Keynes que cuestionó, desde diversos ángulos y con intensidad creciente, la validez de la interpretación keynesiana sobre el funcionamiento económico y su corolario: la eficacia (y la necesidad) de una política económica orientada al mantenimiento de niveles de empleo aceptables y con capacidad para evitar las fluctuaciones violentas de la actividad económica.

Para los monetaristas, oponerse al planteamiento keynesiano era un dictado de su presupuesto ideológico básico: el liberalismo, que no concibe la intervención estatal más que para garantizar la seguridad interna y externa del Estado, administrar justicia y realizar algunas obras públicas de infraestructura económica esenciales para el desenvolvimiento de la economía. En consecuencia, el mayor peso de la crítica al keynesianismo se enfocó a negar la validez del concepto de no-neutralidad de la política de administración de la demanda.[44]

Los así llamados monetaristas le asignan a la cantidad de dinero el papel fundamental, sosteniendo -con acierto- que la oferta monetaria es el determinante clave de los movimientos a corto plazo de lo que un país produce y, además, del nivel de los precios a largo plazo.

La base de su razonamiento descansa en una serie de hipótesis, a saber:
  1. El mercado produce la mejor asignación de recursos. Ningún funcionario podría obtener otro resultado que no sea una distorsión o la ineficiencia.
  2. Nada afecta más a la eficiencia que la inestabilidad en los precios.
  3. La economía sería estable, de no ser por las intervenciones de los gobiernos.
  4. Sólo reglas monetarias permanentes y estables hacen una economía estable.
  5. Sólo reglas monetarias permanentes y estables crean expectativas favorables.
  6. Sólo reglas monetarias permanentes y estables impiden a los políticos las manipulaciones electorales.[45]


[45] Este mapeo es fundamental para entender la base que explica el modelo ortodoxo.